¿Es necesario tener racionamiento de agua en la V región?

10 May, 2022

¿Cuál es la necesidad urgente de tener racionamiento de
agua en la V región?
Las proyecciones de mayo y junio estarán bajo lo normal, tanto en la Costa
como en la zona del interior. El periodo climatológico que comenzó en 1991
y terminó en 2020, es el más seco desde que se tienen registros, con un
promedio anual de 286 milímetros y se mantiene a la baja.
Con preocupación observa la actual situación de crisis hídrica que afecta a
la V
región, el académico y director del Centro de Tecnologías Ambientales
(CETAM)
de la USM, Prof. Dr. Francisco Cereceda. Según el último balance hídrico del
primer semestre del presente año, que realiza la empresa ESVAL, y que
analiza
datos sobre agua caída, acumulación de nieve en la cordillera y volumen de
los
principales embalses, el problema que afecta a la V región no está lejos de
lo que
pasa en toda la zona central tras la falta de lluvia y, por ende, una
permanencia de
la más grande crisis hídrica que afecta a nuestro país.
Según ese reporte, el déficit de lluvia en la zona costera de la región
alcanzó el
100% en promedio, siendo las ciudades más afectadas, Viña del Mar,
Valparaíso y
San Antonio, y donde la estación de Portillo mantiene una baja del 98%
respecto a
un año normal a la fecha. El informe también señala que el embalse Los
Aromos
apenas posee un 31% de su volumen, lo que alcanzaría para cubrir las
necesidades de la población solo algunos meses más.
En este escenario, el profesor Francisco Cereceda es claro en precisar que
solo
será posible avanzar en medidas de mitigación que sean consistentes en el
tiempo
y que eviten un racionamiento de agua, “si se trabaja de manera
colaborativa,
entre los diferentes actores y si se desarrollan políticas públicas
sostenibles en el
tiempo con conocimiento especializado y de primer nivel”.
En este contexto, sus años de experiencia como químico ambiental e
investigador
le permite asegurar que “el trabajo que se está realizando desde el ámbito
académico es una labor que debiera poder realizarse conjuntamente con el
sector
público y privado, de otra forma es muy difícil enfrentar de manera eficaz
la mega
sequía. “El mundo académico lleva años trabajando en esta línea, en nuestro
caso
hemos abordado esta problemática estudiando la relación que existe entre la
contaminación atmosférica y el cambio climático, así como su impacto en el
derretimiento de glaciares y el ciclo hidrológico de cuencas pluvionivales.
Nuestra
intención es estudiar estos fenómenos desde una perspectiva
interdisciplinaria y
holística, en este sentido, la política pública en esta materia está al
debe. No
tienen el conocimiento necesario y con los datos actuales para abordar la
crisis
hídrica a nivel territorial”, dice.
La megasequía en la que estamos inmersos, dice, tiene dos componentes, una
de
carácter global y otra local. La global, está asociada a los problemas
meteorológicos gatillados por el cambio climático, aspectos que se han visto

intensificados progresivamente en estos últimos 15 años. Sin embargo, hay
una
forzante local, que tiene relación con la contaminación atmosférica
producida por
nosotros. En términos prácticos, los contaminantes del aire, como gases y
partículas que producimos en las ciudades y los sectores industriales,
también
están jugando un rol importante en esta sequía y es algo que depende de
nosotros. Algunos de estos contaminantes, como el Black Carbón (BC), que es
en
definitiva el hollín que se genera por los proceso de combustión, son
partículas
carbonáceas que se depositan sobre la nieve y el hielo de los glaciares de
nuestra
cordillera de Los Andes, “ensuciando la nieve”, poniéndola más oscura, con
lo cual
sus propiedades reflexivas cambian, disminuyendo el albedo de la criósfera
(todas
las superficies blancas de la tierra: nieve/hielo), que actúa como el
sistema de
refrigeración del planeta. Las consecuencias de lo anterior es un
aceleramiento en
el derretimiento de los glaciares, una elevación de la línea de nieve (cota
cero),
una modificación del grano de la nieve, una disminución de la duración
estacional
de la nieve y el hielo, entre otros efectos negativos que impactan el ciclo
hidrológico completo.
Agrega que para estudiar lo anterior, se han instalado dos laboratorios
(refugios);
uno en la Cuenca de Aconcagua, en Portillo, a tres mil metros de altitud:
NUNATAK-1 y en la cuenca del Yeso, a dos mil quinientos metros de altitud:
NUNATAK-2 (NUNATAK) refugio saliente de una roca en un glaciar en idioma
Inuit de los esquimales. “Estos NUNATAKS son verdaderos termómetros del
medio ambiente y el cambio climático. Están Se instalaron hace varios años
en la
cordillera con la finalidad para de verificar los cambios que se están
produciendo
en la criósfera andina, ya que es la zona más sensible que podamos tener
para
identificar el comportamiento del clima y por ende de su impacto sobre la
hidrología. “Ambas cuencas son de especial relevancia ya que suministran el
agua
potable a la mayor cantidad de población de Chile”. dice.
Afirma que lo que pasa en estas cuencas es relevante para proyectar la
escasez
hídrica en la zona central del país:” Estamos cerca de tener racionamiento
en la
RM y la situación en la V región no es menos compleja”, señala el académico.
Como fruto de los proyectos antes mencionados, se está desarrollando un
nuevo
modelo hidrológico-químico para predecir la cantidad de nieve que se
acumula en
la cordillera y por lo tanto, la cantidad de agua que hay en los ríos.
“Este nuevo
modelo, incorpora variables que habitualmente no estaban consideradas en los
modelos tradicionales, aquellas que tienen relación con la contaminación
atmosférica y el cambio climático, como albedo móvil, deposición de
partículas
sobre la nieve, BC, entre otros. Los modelos en uso en la actualidad,
lamentablemente, están todos sobrestimando la cantidad de agua a partir de
variables ambientales que quedaron con valores fijos de tiempos de
abundancia
hídrica, por lo que ya no son confiables. No están adaptados a las nuevas
variables que deben considerarse bajo un escenario de contaminación
atmosférica
creciente y cambio climático actual”, advierte.
El director del CETAM, explica que el objetivo es justamente “que la
herramienta
que se está desarrollando, o sea el nuevo hidrológico-químico y sus
resultados

sean utilizados en el sector público y/o privado como una herramienta para
hacer
una gestión eficiente del recurso hídrico y un manejo integrado de cuencas.
“El
objetivo último de este modelo no es puramente un esfuerzo académico e
intelectual, sino que queremos transferir el este conocimiento desarrollado
para
apoyar la adaptación a los cambios que hoy vive Chile. En este momento se
están
realizando numerosas tesis y memorias de pre y postgrado en el marco de
estos
proyectos ANID, algunas de ellas permitirán evaluar diversos escenarios de
cambio climático, según lo ha definido el IPCC, permitiendo ayudar a
planificar las
medidas que se deben adoptar para enfrentar la crisis hídrica del presente
y el
futuro. La primera versión del modelo hidrológico-químico podrá ya estar
disponible en octubre de este año, para continuar depurándolo y adaptándolo
en el
futuro según las condiciones ambientales imperantes”, indicó.